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Si la poesía es agua clara,
dulce caricia a los sentidos
quimera y ronda
sueño azul de rima y ritmo,
entonces 
ya no soy poesía.
Pero si es lengua
y sangre,
y grito,
y pozo,
y llamarada. 
Si es aquelarre de palabras
que liberan del hechizo,
entonces más que nunca 
soy poeta.
Aunque mis versos
no me reconozcan.
Gisela Galimi 
Buenos Aires, 1968

